Por Miguel Ángel Ballesta, Director Comercial.
Las empresas tienen la necesidad captar, satisfacer y fidelizar a sus clientes, con el objetivo fundamental de que adquieran sus productos o servicios. Buena parte del éxito, estriba en distinguir en cuál de estas fases se encuentran nuestros clientes y cuáles son las acciones que llevaremos a cabo.
Hay que mentalizarse de que sin cliente no hay empresa, por eso tenemos que tener claro que serán nuestros clientes los que pagarán con sus adquisiciones nuestras compras y nuestros gastos y serán los que nos permitan obtener un beneficio e ir consolidando la empresa.
Existen dos graves errores que cometen las empresas en cuanto a sus clientes:
1º Pensar que los clientes duran toda la vida
2º Pensar que los clientes nunca se acabarán
Estas dos hipótesis son muy peligrosas ya que los clientes son cada vez más volubles y la cantidad de ofertas que reciben son cada vez mayores, por lo que pueden escoger libremente casi el 100% de sus proveedores.
También sería muy peligroso pensar que existe una constante rotación de nuestros clientes y no plantear acciones de fidelización, como si el número de ellos fuera infinito. Pero no es así, hay que aferrarse a la idea de que NO tendremos rotación dada la estabilidad de algunos sectores y hay que entender que las empresas con una verdadera VOCACIÓN CLIENTE, saben perfectamente que en la actualidad es muy difícil solucionar los errores cometidos, por ello más vale hacer las cosas bien desde el principio, con una buena estrategia comercial enfocada a una captación inteligente, respaldada por un excelente servicio, que permita lograr la máxima satisfacción de todos nuestros clientes, usuarios, consumidores etc.
Por lo tanto, las empresas deben desarrollar una elevada CULTURA CLIENTE, mimándolos, cuidándolos, y preocupándose constantemente de ellos, porque sin clientes no hay empresa.